domingo, 10 de febrero de 2008

Dispersión


Mi gusto por las cuevas resulta preocupante. Tiendo inexplicablemente a la semioscuridad y la humedad fresca de aquellos refugios. He aquí la clave, la doble funcionalidad de cualquier especie de caverna (palabra extremadamente platónica). Mmmm...no es lo más cómodo, eso salta a la vista pero es claramente menos riesgoso que la libertad del campo abierto, que ese inentendible afán por conocer.

No te alejes. No me dejes.
Y eras tan predecible como un horóscopo.


Intentando salir de allí, tropecé y me esguince el tobillo.
Y parece sino misterioso, una tremenda coincidencia que este año haya vacacionado en Las Grutas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por fin haces bien públicas tus creaciones... despues de todo de vez en cuando todos necesitamos una risa... no mentira!! a mi sí me enorgullece que seas asi, que escribas asi y haberte acompañado a ese lugar tan hermoso que ha inspirado las palabras tan llindas -y entendibles por cualuiqera???mmm no!- de lo primero que publicaste. Una vez más acá, presente. Te adoro y lo sabes.Pau

Charly Santos dijo...

"Cansada de leer mierda ajena opte por hacerlos leer la mía". No podría estar más de acuerdo con el sentimiento. Encontré la "promoción" a este blog en el blog cerrado de una amiga, espero que no le moleste que me pase por acá.
Un saludo, Alejandro.

 
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